jueves, 4 de junio de 2009

La brújula/Recomendados


La música de Crowe


Aunar en un mismo texto varias de las propuestas de esta naciente columna parecía en principio tarea fácil. Tres eran las condiciones: dar una imagen de la manera en que nos acercaremos desde aquí al séptimo arte, comenzar a tender el alambrado de los criterios de elección del disco recomendado de cada semana, y todo ello visto desde el balcón del día del periodista. Todo era simple hasta que llegó Cameron Crowe.

Mucho se ha escrito ya sobre la cuota autobiográfica de Casi famosos (2000), su mejor película hasta la fecha. Hasta el hastío se han encargado los detractores de disparar sus cañones hacia los puntos flacos (sensiblería, facilismos, fórmulas ajadas y uno que otro etcétera) del par de películas que le siguieron, Vanilla Sky (2001) y Elizabethtown (2005). ¿Y quién ha sido capaz de perderse el derrumbe y la resurrección del bueno de Jerry Maguire (1996)?

Y de entre sus prolíficos trabajos para Rolling Stone -la revista original, no nuestra sucursal coterránea- se pueden destacar varias entrevistas a míticas bandas y cantautores, tales como David Bowie, Bob Dylan, Deep Purple, Pearl Jam, y su extensa charla con los legendarios Led Zeppelin -todas ellas disponibles en su
site-.
La figura de Crowe podía ser ensayada, a su vez, desde tantas perspectivas como carreteras se sucedieron en su trayectoria. Desde aquel niño de precoces logros académicos, haciendo escala en el respetable reportero de rock, y de paso por el guionista galardonado, hasta el intermitente director en que finalmente devino.

Pese a que la secuencia cronológica se presentaba inicialmente como la opción más coherente y apropiada para encarar el relato, había un componente esquivo que parecía no encajar en este tipo de aproximación. Se traspapelaba una de las cualidades intrínsecas de la obra del realizador: lo que podríamos denominar musicalidad.

Pero ese elemento que impregna cada una de sus obras se hace más evidente cuando afinamos el oído y nos detenemos en las bandas sonoras de sus films, y emerge por completo en las compilaciones que Crowe realiza junto a su esposa, Nancy Wilson, para las ediciones de sus soundtracks. Nirvana, The Who, Radiohead, Lynyrd Skynyrd, Joe Satriani, My Morning Jacket, The Smashing Pumpkins, R.E.M., Tom Petty, y una cantidad innumerable de reconocidas bandas conforman estas antologías memorables.

Tal vez sea el suyo un universo que se extiende más allá del cerco que se le impone a cuantiosos artistas dentro de un determinado rubro, que quedan encapsulados en una atmósfera única y fatal. Sea acaso su incesante búsqueda de nuevos horizontes la culpable de esta serie de traspiés cinematográficos que hoy nos toca sufrir. Es, sin dudas, su íntima relación con la música uno de los factores preponderantes de su inquieta oscilación.

Mientras esperamos un nuevo fruto de este director, dedicarnos a disfrutar de alguna de sus recopilaciones o a repasar una de sus películas no parece tan mal plan.


Damián Pellegrino

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