¿Qué suceso es noticia?
Cuando nos detenemos a pensar en eso lo normal es que un emblemático silencio se apodere de ese espacio-tiempo en el que estemos. Solos o acompañados, se tardará en llegar a una respuesta y lo más probable es que rápidamente se cambie de tema en la charla o en la reflexión.
Los medios grandes (pequeña gran diferencia gramatical marcando que no es lo mismo un gran medio), en ocasiones mantienen un tema o un problema que ellos creen de importancia y una gran parte de la ciudadanía hace eco de esos temas y hablan sobre el mismo, realizan reflexiones y hasta esbozan posibles soluciones.
Y en todo ese andar de noticias, opiniones y “sesudas” reflexiones últimamente hay un temor creciente que invade toda información. Temor a la inseguridad por sobre todas las cosas; temor ante la crisis internacional; temor ante los embates de gordos de la CGT; temor ante que sucede con la gobernabilidad en el país; temor ante que va a suceder con el diálogo abierto; temor, ante todo temor.
Y mientras tanto muchos, miles intentan el esfuerzo cotidiano de arrancar ese temor de las cabezas y empezar a construir con algo de esperanza, con algo de perspectiva y por sobre todo, con alegría. Muchos pensadores han afirmado que no hay nada más revolucionario que la alegría y la risa. Otros han sostenido que ninguna revolución triunfa sin alegría.
El temor cuando invade hace aflorar lo peor de cada uno y de la sociedad misma. Eso ya vivó el país en la historia reciente y ahora parece nuevamente ganar espacio.
En estos días el Senado aprobó el nuevo régimen penal para adolescentes que en resumidas cuentas lo que hace es bajar la edad de imputabilidad a los 14 años ante el “clamor popular” de la sociedad.
Llamativamente, o no, este sábado se hará un festival en repudio a la desaparición de Luciano Arruga, un joven adolescente que hace seis meses desapareció y en dicha desaparición la policía está más que comprometida.
Dos sucesos enmarcados dentro del mismo tema y el temor reinante hacen que un joven abogado de zona norte sí sea noticia y Luciano no.
Y así se van sucediendo una tras otras las novedades que pasan por nuestra realidad y que no son noticia. O por lo menos los medios grandes, esos que nos invaden hasta el cansancio, no le dan portada ni grandes espacios. Y la gente construye a diario, desde distintos espacios modos de resistir ente embate del desasosiego y el temor que quiere ganar espacio. Construye espacios de reflexión, de aprendizaje y de acción.
Muchos medios quizás no intenten reflejar esos espacios, dar a conocer esas experiencias, hacer hablar a esas personas. Pero es como el dicho sobre las brujas, “que las hay, las hay”.
Entonces ante una noticia quizás es bueno preguntarse por el suceso y ver qué es lo que sucede a nuestro alrededor. En más de una ocasión pude ser que sea el temor el que nos esté informando y no el suceso en sí. Y ni siquiera sea cercano a nosotros.
Los medios grandes (pequeña gran diferencia gramatical marcando que no es lo mismo un gran medio), en ocasiones mantienen un tema o un problema que ellos creen de importancia y una gran parte de la ciudadanía hace eco de esos temas y hablan sobre el mismo, realizan reflexiones y hasta esbozan posibles soluciones.
Y en todo ese andar de noticias, opiniones y “sesudas” reflexiones últimamente hay un temor creciente que invade toda información. Temor a la inseguridad por sobre todas las cosas; temor ante la crisis internacional; temor ante los embates de gordos de la CGT; temor ante que sucede con la gobernabilidad en el país; temor ante que va a suceder con el diálogo abierto; temor, ante todo temor.
Y mientras tanto muchos, miles intentan el esfuerzo cotidiano de arrancar ese temor de las cabezas y empezar a construir con algo de esperanza, con algo de perspectiva y por sobre todo, con alegría. Muchos pensadores han afirmado que no hay nada más revolucionario que la alegría y la risa. Otros han sostenido que ninguna revolución triunfa sin alegría.
El temor cuando invade hace aflorar lo peor de cada uno y de la sociedad misma. Eso ya vivó el país en la historia reciente y ahora parece nuevamente ganar espacio.
En estos días el Senado aprobó el nuevo régimen penal para adolescentes que en resumidas cuentas lo que hace es bajar la edad de imputabilidad a los 14 años ante el “clamor popular” de la sociedad.
Llamativamente, o no, este sábado se hará un festival en repudio a la desaparición de Luciano Arruga, un joven adolescente que hace seis meses desapareció y en dicha desaparición la policía está más que comprometida.
Dos sucesos enmarcados dentro del mismo tema y el temor reinante hacen que un joven abogado de zona norte sí sea noticia y Luciano no.
Y así se van sucediendo una tras otras las novedades que pasan por nuestra realidad y que no son noticia. O por lo menos los medios grandes, esos que nos invaden hasta el cansancio, no le dan portada ni grandes espacios. Y la gente construye a diario, desde distintos espacios modos de resistir ente embate del desasosiego y el temor que quiere ganar espacio. Construye espacios de reflexión, de aprendizaje y de acción.
Muchos medios quizás no intenten reflejar esos espacios, dar a conocer esas experiencias, hacer hablar a esas personas. Pero es como el dicho sobre las brujas, “que las hay, las hay”.
Entonces ante una noticia quizás es bueno preguntarse por el suceso y ver qué es lo que sucede a nuestro alrededor. En más de una ocasión pude ser que sea el temor el que nos esté informando y no el suceso en sí. Y ni siquiera sea cercano a nosotros.