jueves, 9 de julio de 2009

Editorial - 9 de Julio

Dejá la Escarapela Guardada


Gripe, paranoia; inflación, paranoia; INDeC, paranoia; Moreno, paranoia; Jaime, pranoia; candidaturas testimoniales, paranoia, De Vido, paranoia; lilita, paranoia; La Matanza bastión electoral, paranoia; el dólar sube, paranoia; fuga de capitales, paranoia; vuelve Susana, paranoia; Gran Cuñado define una elección, paranoia; Honduras, paranoia; Mirtha, a quien no le importa Honduras, paranoia; Moria que acusa a todos de drogadictos, paranoia; Das Neves 2011 o Macri 2011?, paranoia; o el Lole?, o Cobos, mas paranoia; reapareció Duhalde, paranoia; el intendente de Santiago con mansión en Punta del Este, paranoia; un finde largo sin querer darle un ritmo turístico, paranoia.



Y en el medio de todo eso, el 9 de Julio. Una fiesta patria de la que nadie parece acordarse.


Es más importante, y realmente lo es, la imagen que se busca en todos los noticieros y matutinos, la de Guillermo Moreno saliendo de su despacho con la renuncia marcada cual marca vacuna en su cuero.


Victoria de la oposición y de la opinión pública. Un Secretario tiene las riendas del país parecería ser si nos guiamos por los dichos y comentarios de los factotums de la noticia política.


El país tardó 6 años en declarar la independencia después del 25 de mayo de 1810. Y aún así, no todas las provincias participaron de ese convite. Se vivió un proceso largo y de extrema dureza y combate para sentar las bases de un país, que se empeñó en figurar en la historia mundial como “el granero del mundo”, sin aclarar que se masacró a los antiguos habitantes de esta tierra. Que ese granero del mundo se estableció a partir del hambre y la miseria de miles.


Esa independencia que muchas veces permitió venderse al mejor postor, haciendo acuerdos con naciones poderosas entregando tierras y riquezas con la contraprestación de vender carnes; o esa independencia que apoyó la década infame, los distintos y sucesivos golpes cívico militares, las relaciones carnales con la embajada de Estados Unidos, y que ahora rememora en muchos pseudo ensayos que alguna vez fuimos una nación rica y próspera. Rica y próspera para uno pequeño grupo de privilegiados.


Esa es la deuda de esta independencia. Las luchas obreras y campesinas; los muertos, los olvidados, los que realmente quisieron un federalismo en serio para todos y todas. Esa deuda que hoy día seguimos viendo por la calle, en los barrios periféricos de las grandes ciudades, en el conurbano bonaerense.


Esa deuda que muchos perversos aniquiladores de utopías se empeñan en decir que se soluciona con más seguridad y más cárceles.


Esa independencia de un territorio noble, seguro y con perspectivas de futuro y solidaridad para todos y entre todos.


Pensar en esa deuda y en esa manera de independencia puede llegar a ser el mejor homenaje en este 9 de Julio. Y el tema de la escarapela en el pecho dejémoslo para esas figuras de tan poca monta que se creen que eso a lo que llaman patria se reduce a un pedacito de tela de colores arbitrarios que se usa de vez en cuando.

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