lunes, 1 de marzo de 2010

Policía, clandestino, represión, ilegal…


(RW) - Este hecho pudo haber sido uno de los típicos casos ocurridos en los años ´70, cuando las fuerzas militares estaban convencidas del poder y de la capacidad que tenían de ordenar a la sociedad. Para lograr esta tarea, su método se basaba en la violencia física y verbal.

Parece ser que lo mismo intentan hacer en nuestra época muchos de los uniformados que tienen el deber de PROTEGERNOS.

El lunes 22 de febrero, alrededor de las 16, dos policías detuvieron a un niño de aproximadamente 12 años de edad, que había intentado arrebatarle un objeto a una señora, en la intersección de las calles Rodríguez Peña y Viamonte, en Capital Federal.

Al lograr reducirlo, los agentes tiraron al chico al piso y comenzaron a golpearlo, dándole patadas y retorciéndole la mano -cabe mencionar que no pueden intervenir en la detención ni ejercer la violencia contra un menor-. El niño, totalmente asustado, comenzó a llorar y a gritar desesperado desde el suelo. Fue así como logró llamar la atención del periodista Lucas Vadura, miembro de la Agencia de noticias Rodolfo Walsh.
  
Al ver lo que estaba sucediendo, Vadura comenzó a gritarle a los policías que “dejen de lastimarlo porque lo que están haciendo es ilegal”. Los uniformados comenzaron a llamarlo, exaltados, desde la vereda de enfrente, por lo que Lucas se cruzó enfrentarlos.

Ante esa acusación, uno de ellos le dijo que “se las tome” porque si no lo iban a llevar detenido. Una chica que pasó por el lugar, se mostró de acuerdo con lo que el periodista había acusado, pero también la hicieron callar.

Tras diversas amenazas, uno de los policías le advirtió a Lucas: “por hacerte el machito, te vamos a llevar a la Villa 31, a ver si te la bancas” y “si seguis con eso no te va a encontrar ni tu familia”. Ante esta situación, el periodista -ya totalmente indignado- pidió un papel y una lapicera para tomar los datos de los involucrados en este hecho. Uno de ellos, al escuchar lo que Vadura iba a hacer, guardó automáticamente sus identificaciones en un bolsillo trasero y manifestó que no tenía interés en hablar con él. Al percatarse de esto, Lucas comenzó a denunciar a los gritos que era “un policía clandestino”, porque no tenía la identificación reglamentaria, “para poder esconder así sus delitos”.

El agente, ya cada vez más violento y nervioso, continuó amenazándolo y fue entonces que la chica se retiró junto con el periodista. Vadura buscó ayuda en la Liga de los Derechos del Hombre, en Corrientes y Callao, pero al regresar al lugar ya no había nadie.

La última vez que pasó por allí, antes de llegar a la Liga, tres o cuatro policías más se habían acercado y, mientras le tomaban declaración a la señora, le aseguraban que llevaban al chico a la comisaría. Del nene no se supo más nada.

El periodista Lucas Vadura radicó la denuncia del hecho por abuso de autoridad y amenazas. Hoy se encuentra a cargo del juzgado de instrucción Nº 19 en los tribunales de Talcahuano 550, con Nº de causa 6467/010.

Está en la policía cumplir con su deber y no abusar del poder que se le confiere; está en la justicia sancionar a quienes no cumplen con la ley, así como asegurar, en este caso, la integridad del niño maltratado; y, sobre todo, está en nosotros no callar ante las situaciones de violencia, ni permitir que el pasado se haga presente HOY.





No hay comentarios: